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Mostrando entradas de marzo, 2024

"La cerca" de G.K. Chesterton

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Esta cerca sugiere que nunca se debe destruir algo, cambiar una regla o alterar una tradición, si no se comprende por qué se creó en primer lugar. Sin comprender bien qué está pasando, las consecuencias de una acción apresurada podrían terminar siendo mucho peor que las de lo que se pretende reparar. Este anuncio está claro. Está entre la luz y las sombras, y cada uno debe elegir de qué lado está. También está claro que los cuatro o cinco que dirigen nuestra Orden. Sí, cuatro o cinco contra lo que piensa la mayoría de Hermanos. Veamos el reparto: Chole, que vuelve a recuperar su nombre (pasaba por allí). Escalopa, el ideólogo y mandamás (terrible, lleva a Chole como una marioneta; cuando fue Provincial remató en la nada la GLE). Riveroide, albañil para todo (sus correos particulares son una maravilla). Albuyense, el maestro del transformismo (ayer pensaba así, hoy asa y mañana, ¡ves a saber!), no apareció ni en el Cónclave, ni en la Gran Asamblea. Barónido, este merece mención aparte,

"Sería estupendo que para variar algo tuviera sentido". (Alicia en el País de las Maravillas).

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¿Cómo se puede estar al frente de una Institución basada en la ética y la dignidad de los seres humanos, de los seres con Alma, y obrar sin sentido, día tras día, semana tras semana, mes tras mes? Eso nos preguntamos muchos, atónitos, sorprendidos, ojipláticos. Lo que está aconteciendo en la GLE es tan horroroso y produce tanta angustia en la mayoría de los Hermanos que, sin duda, para los responsables debería ser una terrible carga en su conciencia durante el resto de sus vidas (masónicas y profanas). En el supuesto que sean tan ignorantes que no lo entiendan, quizás aún es peor. Su culpa es mayor al estar al frente de una Orden Iniciática (iniciamos a profanos) y llevar a la práctica desaparición de la GLE. Convertir una Orden Iniciática en una especie de asociación con objetivos profanos, una escuela de buenos ciudadanos, una agrupación de hombres mayores de edad que se reúnen en unos lugares discretos llamados templos, sin saber qué hacen exactamente (salvo leer un librito y dar vu