El problema no es estar errado. Es estar herrado.
El gran problema que nos lleva indefectiblemente a la disipación de la Institución conocida como GLE, como Orden Iniciática, es ese personaje gris conocido como Fouché (antes, Chole). Realmente y dicho de forma objetiva y sin apasionamientos emocionales, Fouché es gran parte del problema. -¡Habla en cristiano! -protestó el Aguilucho-. No sé lo que quieres decir, ni la mitad de estas palabras altisonantes. Es más, ¡creo que tampoco tú sabes lo que significa! ("Alicia en el País de las Maravillas", Charles Lutwidge Dodgson, bajo el seudónimo de Lewis Carroll; Hermano para más señas). Más o menos, eso le dijo a Fouché uno de los escasos Hermanos que acudieron a la reunión que propuso (seguramente la idea fue del esperpéntico Escalopa) de los Hermanos históricos, con matrícula inferior o igual al número 2.000. Fouché habló de él mismo todo el rato, de su trayectoria masónica, de su lucha durante el franquismo (Francisco Franco Bahamonde, 1892-1975; sí, murió hace casi 50 años)